Una de las enfermedades bucodentales de mayor incidencia entre la población es la periodontitis. Podemos detectarla con facilidad por sus síntomas más habituales, que son la inflamación, el enrojecimiento, el sangrado y una elevada sensibilidad en las encías.
Enfermedad bucodental
Está provocada por una infección bacteriana debido a un exceso de placa en los dientes y la boca. En los casos de mayor gravedad, puede derivar incluso en la pérdida de las piezas dentales afectadas.
Existen diversas variables, algunas derivadas de nuestra propia conducta, que pueden aumentar las posibilidades de que podamos sufrir esta dolencia. Es lo que llamaremos en este artículos los factores de riesgo. Estos factores no solo pueden incrementar la probabilidad de que se padezca periodontitis, sino que también influyen en la gravedad o la rapidez de que aparezca.
No todos los factores de riesgo son iguales ni influyen de la misma manera en la aparición y desarrollo de una enfermedad de carácter periodontal. Además, la presencia de varios de ellos actuando simultáneamente empeora la situación, pues la suma de los factores no es gradual sino exponencial.
Para reducir el riesgo de sufrir periodontitis, es fundamental seguir unas pautas preventivas de carácter profiláctico, como una buena higiene bucodental y acudir a revisiones periódicas para que su dentista le diagnostique y dictamine qué tratamiento es el más adecuado para usted. Así que, aunque algunos de los factores de riesgo que nombraremos a continuación no dependen de nuestra manera de actuar, si que una gran cantidad de ellos está directamente relacionados con nuestra conducta personal.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo?
Se conocen una amplia multitud de factores, circunstancias y comportamientos que pueden influir en el riesgo de que acabemos desarrollando periodontitis.
Citaremos seguidamente aquellos más comunes y que mayor incidencia tienen en la aparición de esta patología bucodental:
- Herencia genética.
- Fumar tabaco.
- Padecer diabetes.
- Sufrir estados de estrés.
- Toma de medicamentos.
- Hacer una dieta nutricional inadecuada.
- Realizar una higiene bucodental incorrecta.
- Padecer otros problemas odontológicos.
- Estar sometido a variaciones en los niveles hormonales.
- Tener debilitado el sistema inmune.
- Padecer enfermedades que afecten al tejido conectivo.
- Tener antecedentes en enfermedades perioculares.
Normalmente, los factores de riesgo individuales tienen mecanismos de acción únicos. Sin embargo, todos ellos funcionan de alguna de las siguientes dos maneras: O bien provocan un incremento de la presencia de placa o biopelícula en la boca, o bien afectan a través de la disminución de la capacidad del cuerpo para responder al desafío bacteriano (inmunodepresión). En algunos casos muy concretos, pueden coincidir ambos mecanismos en un mismo factor de riesgo.
¿Cómo funcionan los mecanismos que los provocan?
Cuando hablamos de un aumento de los niveles de biopelícula (también conocida como placa dental), esta se produce debido a la presencia de carbohidratos en nuestra boca, provenientes de la alimentación diaria. Una dieta nutricional inadecuada o excesivamente rica en este tipo de nutrientes puede incrementar la aparición de microorganismos bacterianos, que son la causa de la aparición de los procesos infecciosos que causan la periodontitis.
Si además de lo explicitado anteriormente, no realizamos una higiene bucodental adecuada o padecemos algún otro problema de índole dental, esto se traduce en un aumento exponencial en la creación y fijación de la placa dental, lo que supone un riesgo mayor de padecer la enfermedad periodontal.
Por otro lado, el deterioro de la capacidad de nuestro cuerpo para responder adecuadamente a la presencia de bacterias en nuestra boca se debe a una reducción significativa de la eficacia del sistema inmune. Esto puede deberse a diversas causas, algunas de las cuales suponen un factor de riesgo de los nombrados en este artículo: Así, nuestra carga genética heredada de nuestros padres, el padecer diabetes o el encontrarse sometido a un estrés constante, puede afectar directamente a esta disminución de las defensas de nuestro cuerpo.
Otros factores:
Que influyen en esto mismo son los efectos secundarios provocados por ciertas medicinas y las variaciones hormonales (como las que se producen durante la pubertad, el embarazo, la menopausia y el uso de anticonceptivos orales). La nutrición también puede perjudicar la respuesta inmunológica a las bacterias si la deficiencia en la dieta da lugar a problemas en el sistema inmune.
El haber padecido con anterioridad de periodontitis es también un indicador de riesgo que nos avisa de una posible propensión a padecer esta dolencia en el futuro. Es factible inducir que sea debido a la predisposición genética, que se manifiesta en un sistema inmunológico incapaz de hacer frente a los niveles de bacterias que, de otro modo serían aceptables. Esta predisposición genética para la enfermedad es de por vida.
No todos los factores de riesgo son iguales en grado. Por ejemplo, la diabetes y el tabaquismo son los mayores factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de las encías.
Cómo se explicó en párrafos anteriores, la confluencia en una misma persona de varios factores de riesgo no provocan un incremento lineal en la posibilidad de padecer de periodontitis, sino exponencial. Un paciente con tres factores de riesgo, como un alto nivel de estrés, una higiene oral deficiente y un trabajo dental defectuoso, por ejemplo, no tiene tres veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad de las encías que un paciente sin estos factores de riesgo, ¡sino que su riesgo es 27 veces mayor!
¿Qué podemos hacer para reducir el riesgo a padecer esta enfermedad bucodental?
En muchas ocasiones, un tratamiento adecuado que palíen los efectos de ciertos factores de riesgo, así como la modificación de ciertos comportamientos en nuestra vida diaria suelen ser suficientes para reducir las posibilidades de sufrir esta enfermedad.
La buena noticia es que la reducción de los diversos factores de riesgos también es exponencial. Incluso si no podemos eliminar o reducir todos los factores de riesgo, la prevención o el control de la enfermedad periodontal se mejora si podemos eliminar o reducir algunos de esos factores.
Se pueden reducir los factores de riesgo de múltiples maneras, incluyendo programas para dejar de fumar, pedir asesoramiento dietético, seguir una rutina de cuidado e higiene dental correcta en nuestro hogar, someterse a tratamientos que solucionen cualquier otro defecto odontológico y controlar bajo supervisión médica los niveles en diabéticos.
El control de la placa dental es crítico y justifica más que de sobra todas estas aquellas recomendaciones que tratan de disminuir su presencia, como el uso de un cepillo y el hilo dental, los enjuagues bucales antimicrobianos y las citas de revisión periódicas con su dentista para el cuidado de la salud de su boca y dientes.


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